Microrrelato Musical
Sleep Walk — Santo & Johnny Farina
La señora Clapperton ha colocado su silla plegable sobre la hierba de la zona ajardinada. Un sombrero de ala ancha protege sus arrugas del sol y unos labios enjutos sorben el batido de fresa que le acaban de servir. Juguetea con los pies sobre el suelo y el barniz desgastado de las uñas contrasta con el verde de las hojas de hierba. La mano izquierda de la señora Clapperton cuelga inerte del apoyabrazos mientras el viejo Templeton Peck lame con entusiasmo sus dedos... de vez en cuando ella los moja en el batido, a modo de recompensa hacia su fiel yorkshire. Las gotas de sudor escurren por su cuerpo siguiendo los surcos que el aceite bronceador delimita. La mezcla de agua y aceite dibuja figuras caprichosas, casi psicodélicas, sobre su piel tostada. El pequeño Timmy, que aún usa pañales, está sentado justo delante de la señora Clapperton, completamente despatarrado y con sus manos apoyadas sobre una pelota de colores. Observa la enigmática figura que tiene delante y se fija, sobre todo, en el detalle de los dientes sucios de carmín rojo.
-¡Tírame la pelotita Timmy!
Al final, el batido se acaba, el yorkshire secuestra la pelota entre ladridos y empujones, y el niño berrea... berrea... y berrea.
Y es que hace calor... muuucho calor.