Microrrelato Musical
Plácido — Miguel Asins Arbó
Don Ernesto vive en el tercero centro del número dos de la Plaza de Cascorro. Todos los días, antes de salir de casa, echa un vistazo por la ventana... observa la plaza meticulosamente para ver si encuentra algún peligro que le persuada de no salir en ese momento. Si la calle está despejada y libre de amenazas, agarra un huevo cocido de la fresquera, se pone el abrigo y sale de casa. Le gusta comerse el huevo antes de llegar al zaguán del edificio y, por imperativo categórico, no pone un pie en la acera de la calle sin haber rezado antes un padrenuestro... conviene no tentar a la suerte. Al salir del portal nunca gira hacia la izquierda, siempre hacia la derecha. Si pretende ir a la izquierda, primero marcha decididamente hacia la derecha hasta que encuentre un sitio seguro para cruzar de acera. Una vez al otro lado ya se permite a sí mismo ir en sentido inverso... siempre evitando pisar, eso sí, cualquier línea, raya, grieta o mancha que encuentre en el pavimento.
Todos los días repite la misma liturgia sistemática y obsesivamente con un único objetivo: pasar por delante del negocio que regenta doña Filomena –una tienda de lencería italiana de importación– y así poder echar un frugal vistazo al interior de doña Filomena.
Curioso caballero don Ernesto. Vive en el tercero centro del número dos de la Plaza de Cascorro.