MRM — Fine and Mellow

Micro­rre­la­to musical

Billie Holiday, Fine & Mellow — The Sound of Jazz

Pasé la tar­je­ta per­fo­ra­da cer­ca de las tres de la tar­de, hora de entra­da en los estu­dios de la CBS en el 851 de la nove­na. Eran mis pri­me­ros tra­ba­jos como téc­ni­co, jun­to a Par­ker con quien tra­ba­jé prác­ti­ca­men­te toda mi vida, de modo que ambos hici­mos el tra­ba­jo más físi­co: cablea­do, esce­na­rio, pér­ti­gas y demás per­tre­chos de soni­do. Les­ter se sen­tó al lado de Lady Day que, a su vez, pre­fi­rió uti­li­zar un tabu­re­te para can­tar. Delan­te de ella yo mis­mo colo­qué un micró­fono RCA 77 DX... aquél apa­ra­to era autén­ti­ca crema. 
Crosby haría la pre­sen­ta­ción des­de un moni­tor ubi­ca­do detrás del gru­po y al ter­mi­nar sube y avan­za la 1 con grúa. Jack sugi­rió que Holi­day espe­ra­ra de pie, y se diri­gie­ra al tabu­re­te nada más empe­zar, para dar tiem­po a que la cáma­ra se ubi­ca­ra correc­ta­men­te. Así se hizo. 
Recuer­do cuan­do ajus­té el ángu­lo y dis­tan­cia del micrófono... 
— Hello kid – me dijo ella – is that ok? 
Sí Sra. Fagan, todo correc­to – con­tes­té- pro­cu­re no ale­jar­se mucho de esta posi­ción cuan­do cante. 
Lle­va­ba el pelo reco­gi­do y unta­do con aque­lla gra­sa que se usa­ba en la épo­ca. Me dio la sen­sa­ción de que si se pasa­ra la mano por el pelo lo man­cha­ría todo, pero no lo hizo. Les­ter, sen­ta­do a la izquier­da, ten­dría que levan­tar­se y entrar en plano para acer­car su saxo al cen­tro, don­de pusi­mos otro de los micró­fo­nos con pér­ti­ga para poder reco­ger los solos. Me colo­qué jus­to detrás de Holi­day, a una dis­tan­cia pru­den­cial para no estro­pear el plano de nin­gu­na de las cáma­ras, cru­cé mis bra­zos y dis­fru­té con lo que hacía aque­lla gen­te. Empe­za­mos a las cin­co. Tam­bién recuer­do otro deta­lle... el olor a marihua­na... allí fumó has­ta el apuntador.

 

MRM — Strange Fruit

Micro­rre­la­to musical

Billie Holiday, Strange Fruit

Unas ramas caen sobre el capó del buick poli­cial apar­ca­do en la cune­ta del camino. La inten­ción es ocul­tar­lo de for­ma a no ser vis­tos des­de el cru­ce de Mille­r’s, por don­de se supo­ne que vol­ve­rán en comi­ti­va des­pués del ahor­ca­mien­to. Los dos chi­cos fue­ron saca­dos de la caba­ña de madru­ga­da y poco más se supo de ellos. La infor­ma­ción es ambi­gua, serán ahor­ca­dos en algún árbol per­di­do de Hill Valley. Para­do­jas de la vida, en el canal dos de la radio del buick, Holi­day le can­ta a esas extra­ñas fru­tas que cuel­gan de los árbo­les del sur. En cual­quier momen­to ten­drán que pasar por el cru­ce... y allí les esta­rán espe­ran­do, ocul­tos bajo el rama­je de la cuneta.

 

De mujeres y Fado

Para los afi­cio­na­dos al cine, qui­zá no les sea extra­ña la rela­ción entre las gran­des «popo­la­nas» del cine ita­liano, Anna Mag­na­ni y Sofia Loren.

Ambas muy que­ri­das en Ita­lia, tie­nen per­fi­les simi­la­res y qui­zá com­ple­men­ta­rios, pero en nin­gún caso igua­les. El tér­mino popo­la­na, se uti­li­za­ba en el neo­rrea­lis­mo ita­liano para desig­nar a una mujer del pue­blo... aque­llas muje­res que más bien pare­cían mulas de car­ga por lo que las cir­cuns­tan­cias vita­les exi­gían de ellas en los duros tiem­pos por los que Ita­lia atra­ve­só a media­dos del siglo pasa­do. En cier­to modo, estas dos popo­la­nas eran com­ple­men­ta­rias... cier­to es que ambas repre­sen­ta­ban per­fi­les exu­be­ran­tes de mujer... more­nas de piel sua­ve... vigo­ro­sas y de carác­ter muy fuer­te... con todo, Mag­na­ni tenía un ros­tro no tan deli­ca­do como Loren, cosa que le con­fe­ría un rea­lis­mo más creí­ble y, a la pos­tre, pasar a la his­to­ria por esce­nas como esta:

La Loren, por su par­te, tuvo algo más de pro­yec­ción ya que, Car­lo Pon­ti no solo la des­cu­brió allá por la déca­da de los cin­cuen­ta, sino que ade­más se con­vir­tió en su mari­do. Este peque­ño deta­lle, le gran­jeó a Sofia Loren una mayor pro­yec­ción que a la Mag­na­ni, con quien en varias oca­sio­nes se dispu­taba pape­les. Tan­to es así, que la que con­si­guió una pro­yec­ción más poten­te en Holly­wood fue Loren y no Mag­na­ni. Por si fue­ra poco, «Nan­na­re­lla» –o sea, La Mag­na­ni– tuvo una tor­men­to­sa rela­ción con Rober­to Ros­se­lli­ni, quien la aban­do­na por el belle­zón nór­di­co Ingrid Berg­man. Por tan­to, La Mag­na­ni no solo tenía una belle­za con­tun­den­te con la que el públi­co empa­ti­za­ba al ins­tan­te, sino que ade­más fue sona­da­men­te despechada.

Quién lea estas líneas se pre­gun­ta­rá... ¿qué dian­tres tie­nen que ver estas famo­sas popo­la­nas con el fado que da títu­lo a este artícu­lo? Pues sen­ci­llo, el Fado aca­ba de ser decla­ra­do patri­mo­nio inma­te­rial de la Huma­ni­dad... y en el mun­do del Fado, hay dos muje­res que me recuer­dan a La Mag­na­ni y Sofia Loren. Tan­to es así que estoy con­ven­ci­do de que cual­quier lec­tor espa­ñol de este post sabrá reco­no­cer el nom­bre de Ama­lia Rodri­gues, pero no el de María Tere­sa de Noronha.

Y la dife­ren­cia entre ambas, es tan injus­ta a mi modo de ver, que me recuer­da a la dife­ren­cia entre las artis­tas ita­lia­nas.

Si pre­gun­tá­se­mos a una per­so­na espa­ño­la quién es Sofia Loren, casi con total segu­ri­dad sabría decir quién es... es posi­ble, por poco cono­ci­mien­to que se ten­ga del país vecino –Por­tu­gal– que tam­bién supie­se quién era Ama­lia Rodri­gues. Pero si pre­gun­ta­mos tan­to por La Mag­na­ni como por Maria Tere­sa de Noronha... casi nadie sabrá quié­nes eran ambas. Curio­so.

Y digo curio­so por­que en los dos casos la dife­ren­cia de difu­sión no me pare­ce jus­ta. Las dos minus­va­lo­ra­das son enormes.

En el caso que me ocu­pa –el Fado–, qui­zá no sea muy orto­do­xo por mi par­te decir esto pero... me gus­ta más Maria Tere­sa de Noronha que Ama­lia Rodrigues.

Ama­lia Rodri­gues pro­ce­de de fami­lia humil­de, ven­dió fru­ta en la calle y lle­gó a can­tar el Fado en los esce­na­rios más impor­tan­tes del mun­do... cum­ple con el clá­si­co para­dig­ma de la artis­ta que vie­ne de aba­jo y pro­gre­sa en la vida gra­cias a su arte. Por des­gra­cia, a mi modo de ver, Ama­lia se con­vir­tió con los años en una cari­ca­tu­ra de sí mis­ma... sobre­ac­tua­ba dema­sia­do para mi gus­to. Con todo, eso no le impi­dió com­po­ner pro­ba­ble­men­te uno de los fados más boni­tos jamás escri­tos jun­to al gui­ta­rra por­tu­gue­sa Car­los Gonçal­ves al que tuve el gus­to de cono­cer per­so­nal­men­te. Lágri­ma es, qui­zá, de las letras más bellas que se han escri­to para un fado o, al menos, de los que yo conoz­co... que son pocos, ya que, como bue­na músi­ca de raíz... es nece­sa­rio pro­fun­di­zar bas­tan­te para cono­cer bien el géne­ro. Pasa exac­ta­men­te igual con el fla­men­co por ejemplo.

Ama­lia se con­vir­tió en mediá­ti­ca... y el ries­go que con­lle­va el que una inter­pre­ta­ción artís­ti­ca se con­vier­ta en mediá­ti­ca es pre­ci­sa­men­te el de diluir­se como si tal cosa. Al final es más la paja que el grano. Se desvirtúa.

Maria Tere­sa de Noronha por el con­tra­rio, pro­ce­día de fami­lia noble... algo extre­ma­da­men­te poco usual para una artis­ta can­tan­te, no nos enga­ñe­mos. La sin­ce­ri­dad de su can­te, sen­si­bi­li­dad, suti­le­za, vera­ci­dad... la con­vier­te para mi en alguien espe­cial. De hecho para mi gus­to, repi­to, más espe­cial que Amalia.

Sin­ce­ri­dad… se ve y trans­mi­te sin­ce­ri­dad. ¿Qué más se pue­de pedir a una inter­pre­ta­ción? En tér­mi­nos inter­pre­ta­ti­vos esta mujer no ten­dría nada que envi­diar­le a Billie Holi­day por ejem­plo... sal­van­do, evi­den­te­men­te, las dife­ren­cias de géne­ro musi­cal, tiem­po y espa­cio. Lo tie­ne todo, no le fal­ta nada. De hecho, este es uno de mis fados pre­fe­ri­dos. Qui­zá tam­bién O Fado das Horas, cuya letra es una per­li­ta sin duda:

Llo­ra­ba por no verte…
Y por ver­te llo­ro ahora…
Pero llo­ro solo por querer,
Que­rer ver­te todo el rato,
Pasa el tiem­po a la carrera,
Cuan­do hablas yo te escucho,
En las horas de nues­tra vida,
Cada hora es un minuto…
Cuan­do estás a mi lado,
Me sien­to due­ña del mundo…
Pero el tiem­po es tan malvado,
Que cada hora pare­ce un segundo.
Qué­da­te a mi lado,
Y nun­ca más te vayas
Para que mi pobre corazón,
Viva en la vida una hora

En fin… des­igual­da­des de esta índo­le las encon­tra­mos en todos los terre­nos me temo. Una pena. Las dos muje­res son muy bue­nas artis­tas sin duda, para mi Noronha supera con cre­ces a Ama­lia Rodri­gues, y no me pare­ce que el tiem­po haya hecho jus­ti­cia en este caso, pues­to que la dife­ren­cia me sigue pare­cien­do sus­tan­cial. Lo mis­mo me suce­de con Anna Mag­na­ni y Sofia Loren… nadie duda de la Loren, evi­den­te­men­te… tie­ne momen­tos mara­vi­llo­sos en el cine ita­liano… pero mal­di­ta sea… la Nan­na­re­lla entra en esce­na y se te pone el cora­zón en un puño… de veras te crees su inter­pre­ta­ción. No te la crees, te la mete en vena has­ta el tuétano.

Para mi Ama­lia no es mejor que Maria Tere­sa de Noronha. Pero, cier­to es... para gus­tos los colo­res qué duda cabe. Allá cada cual.

Esa extraña fruta

Su madre se que­dó emba­ra­za­da a los 13 años. De niña, ingre­só en un refor­ma­to­rio antes de haber cum­pli­do 10 y aban­do­nó la escue­la a los 11 para tra­ba­jar jun­to a su madre en el East Side Grill.

Al lle­gar a casa un día... la madre encuen­tra a Wil­bur Rich vio­lan­do a la niña... con tan solo 11 años. La ingre­san nue­va­men­te en el refor­ma­to­rio pero, en esta oca­sión, como medi­da de pro­tec­ción en el caso de vio­la­ción. Sale con 12 años.

Ambas, madre e hija... empe­za­ron enton­ces a vivir y tra­ba­jar para una madam. Al cabo del tiem­po, la madre deci­de pro­bar suer­te en Har­lem (Nue­va York) dejan­do atrás a su hija.

Heroi­nó­ma­na per­di­da y entre­ga­da a las vicios ‑según Gil­bert Millstein‑, falle­ce con 44 años en la habi­ta­ción de un hos­pi­tal cus­to­dia­da por la poli­cía... a pesar de estar mori­bun­da, se encon­tra­ba bajo arres­to por pose­sión de dro­gas. Per­ma­ne­ció bajo cus­to­dia en el hos­pi­tal has­ta que falle­ció debi­do a una cirro­sis hepá­ti­ca. Murió con 0,70 dóla­res en el ban­co y 750 en su bol­so... el pago de una revista.

Fue impac­tan­te su belle­za pero... se redu­jo físi­ca­men­te a una peque­ña y gro­tes­ca cari­ca­tu­ra de sí mis­ma. Gil­bert Mills­tein (The New York Times).

No son más que pin­ce­la­das de la vida de... esa extra­ña fru­ta...

Hay un ras­tro en esos ojos de amar­gu­ra... de aban­dono... de sole­dad... de dolor... de incer­ti­dum­bre... de depen­den­cia... de mie­do... de genia­li­dad... de vida y reali­dad... de sen­ti­mien­to e infan­cia pro­fa­na­da.  Se atis­ba un ras­tro de la dig­ni­dad que tie­nen las víc­ti­mas vita­les... aque­llas que lo son por el mero hecho de haber naci­do. Hay un ras­tro de noches de tor­men­to y amor des­en­fo­ca­do... mal corres­pon­di­do. Hay un ras­tro de... Elea­no­ra Fagan... Billie Holiday.

La mira­da... el sem­blan­te... «esa extra­ña fru­ta que cuel­ga de los árbo­les y hue­le a car­ne que­ma­da»... (can­ción Stran­ge Fruit) ¿Quién podría inter­pre­tar mejor esa tru­cu­len­ta letra? Cuan­do con doce o tre­ce años tra­ba­jas para una madam jun­to a tu madre... ¿qué más lec­cio­nes te pue­de dar la vida?

Todo en el sem­blan­te de esta mujer indi­ca... «estu­ve allí... qué sabréis voso­tros»... inclu­so se intu­ye un lige­ro matiz cíni­co en esa ceja izquier­da levan­ta­da... al esti­lo... «can­to para voso­tros... malas bes­tias... pero qué sabréis de la vida, sen­ta­dos en esa buta­ca vien­do como me hier­ve la sangre»...

 

Y enton­ces resul­ta... que hay quien dice que algu­na que otra can­tan­te... podría ser... «la nue­va Billie Holi­day»... no pue­do evi­tar pre­gun­tar­me... ¿y qué demo­nios tie­ne esa gen­te en la san­gre para afir­mar tal cosa?

El pri­mer caso fue el de Corin­ne Bai­ley Rae -hace años ya-... se la com­pa­ra­ba con... Billie Holi­day... cla­ro... sin duda, la simi­li­tud es abru­ma­do­ra... qué duda cabe!! (nóte­se el tono irónico)

No mere­ce más comentarios.

La últi­ma com­pa­ra­ción y qui­zá más difu­sa... la «Betty la fea» de la músi­ca... aque­llo que nos quie­ren ven­der como el pati­to feo veni­do a más... el sue­ño hecho reali­dad... la joven des­orien­ta­da que al can­tar se con­vier­te en el cisne...

Pues menu­do cis­ne. Esta actua­ción de Winehou­se creo que es bas­tan­te repre­sen­ta­ti­va. Esta mucha­cha no es más vicio­sa que Holi­day... y, des­de lue­go, no ha teni­do una vida ni la mitad de tru­cu­len­ta que «Lady Day»... y, sin embar­go... bas­ta con escu­char los jadeos del públi­co... la locu­ra... el fer­vor... ¡lle­ga el mito! «Betty la fea» de la músi­ca entra en escena...

Pero... ¡ops!... vaya... que resul­ta que es una per­so­na enfer­ma con la que la indus­tria quie­re hacer pas­ta!! cachis... pen­sá­ba­mos que era la nue­va Billie Holiday.

Aca­so... ¿se es mejor artis­ta por ser más vicio­sa? ¿por dro­gar­se más? Esa ima­gen de enfer­ma... ¿ven­de? Qué cosas tie­ne la indus­tria musi­cal. Siem­pre erran­do el tiro. ¿Erran­do?... En lo que a fac­tu­rar se refie­re, rara vez se equi­vo­can... cla­ro que ven­de. Pero eso es lo úni­co que hace... ven­der. ¡Será posi­ble!... Billie es gran­de por todo... por el cómpu­to glo­bal de su vida... su cara, su expre­sión facial es una hue­lla dac­ti­lar... con o sin dro­gas. Lo demás... son jugue­tes rotos. A los que se jadea por ósmo­sis. Una pena por­que... sí, son jugue­tes rotos que podrían dar mucho de sí en tér­mi­nos artís­ti­cos ‑qui­zá... quién sabe-.

Pero... con todo... a Billie Holi­day no se la jadea... es ella la que te hun­de en la buta­ca... es ella la que te deja sin reac­ción, la que te inha­bi­li­ta... la que te desarma.

Holi­day can­ta... el res­to escu­cha. Punto.