Gino Paoli es uno de esos músicos de antaño... de aquella música italiana del siglo pasado que tanto escucharon nuestras madres ‑y con razón-. Forma parte de una época en la que las personas eran multidimensionales... ¿cómo...?
Gino Paoli escribió una de sus canciones más conocidas «Senza Fine» con una persona concreta en mente: Ornella Vanoni.
Ambos tuvieron una relación amorosa en los años sesenta. Con el tiempo, ella empezó a triunfar en la música y, por la razón que fuere, decidió terminar la relación con Gino. Éste, enamorado hasta las trancas y cayendo en el olvido en su faceta musical entra en una depresión potente que termina con su intento de suicidio. Cogió una pistola, la apuntó a su corazón y disparó.
Cosas que pasan... sobrevive. Pero el proyectil se ha quedado alojado al lado de su corazón, puesto que al parecer es imposible sacarlo de allí.
Los años pasan... Gino vuelve... triunfa... vuelven a pasar más años... y Ornella y Paoli se vuelven a juntar en los escenarios... para cantar, entre otras, la canción... «Senza Fine»...
Impacta la mirada de Gino... una mirada humana, sincera... devota. Las personas hemos ido perdiendo dimensiones, espacio, terreno... los artistas sufren de «artistítis» ‑probablemente los de otra época también-... pero algo ha cambiado. Todo se ha convertido en mediático. Al hacerlo, las personas pierden «aristas»... se adaptan a lo que vende ‑o a lo que la industria dice que vende-. En cierto modo se deshumanizan, pierden dimensiones... se convierten en bidimensionales... en cómic... en caricaturas de sí mismos. Toda la infraestructura mediática exporta eso... caricaturas bidimensionales.
¿Qué fue de estos personajes... de estos artistas? Nuestros padres y abuelos aún los recuerdan bien.
¿Qué pasó con estas personas que eran capaces de amar de verdad? Basta la mirada de Gino a Ornella en el vídeo anterior... ¿dónde quedó eso?
¿Será verdad que nuestra metamorfosis se queda en un puñado de horteras con erecciones entre las piernas?
¿Se ha convertido el amor en mero ejercicio gimnástico sobre las sábanas?
Hemos permitido que nuestro canon de belleza se reduzca a eso... a lo que la industria designe... todo porque vivimos en la cultura de lo inmediato, de lo irreal, de lo volátil... una cultura especulativa: come una y cuenta veinte.
Por cierto... deliciosa película de Billy Wilder con esta banda sonora precisamente... Avanti!
Título en castellano: ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?... ¡tela!