MRM — Farewell San Francisco

Micro­rre­la­to musical

Farewell San Francisco, Chet Baker

En la barra había dos ami­gas sen­ta­das cuyas nal­gas reba­sa­ban los lími­tes de los tabu­re­tes acol­cha­dos. Curio­sa­men­te, ambas ves­tían dos tra­jes de un color bas­tan­te seme­jan­te y des­lu­ci­do, un color que casa­ba fran­ca­men­te bien con el ambien­te deca­den­te del lugar. Al sen­tar­me en la barra pre­gun­té al cama­re­ro, que con­ver­sa­ba ani­ma­da­men­te con las dos muje­res, si era cos­tum­bre de la casa uti­li­zar el ter­cio­pe­lo has­ta en los posa­va­sos... a lo que él con­tes­tó: ¿aca­so cono­ce usted mejor mate­rial para un sitio aca­ba­do? Y lo cier­to es que ante tal obvie­dad no pude más que reac­cio­nar pidien­do un tri­ple seco, Coin­treau a ser posi­ble. Las dos ami­gas aga­rra­ron sus tabu­re­tes y los colo­ca­ron a mi lado... uno a cada lado, para ser exac­tos. Esta­ban deci­di­das a diver­tir­se a mi cos­ta aque­lla noche... tam­po­co es que me importara.

 

Time After Time

A ver si con­si­go expli­car­me… el paso del tiem­po es inexo­ra­ble… ¿qué somos noso­tros en com­pa­ra­ción con esa irre­me­dia­ble reali­dad? Nada. Nada y todo al mis­mo tiempo.

Nada, por­que la pri­ma de ries­go es aho­ra… nada por­que espe­cu­la­ción eco­nó­mi­ca es aho­ra… nada, por­que la gue­rra es un aquí y aho­ra… nada por­que injus­ti­cia solo tie­ne sen­ti­do mien­tras es pade­ci­da por alguien, por tan­to, depen­de direc­ta­men­te de un cri­te­rio espa­cio-tem­po­ral. Nada por­que la injus­ti­cia, al ser ejer­ci­da, ya hace todo el daño que se espe­ra de ella… no tras­cien­de a lo lar­go de los años… lo que tras­cien­den son sus con­se­cuen­cias, las con­se­cuen­cias de un sis­te­ma eco­nó­mi­co tor­ti­ce­ro, injus­to y maquia­vé­li­co… idea­do des­de la vile­za, la ava­ri­cia y nues­tro lado oscu­ro. Ese mis­mo sis­te­ma, es pre­sen­te… aún no pode­mos decir que pasó… que se con­vir­tió en pasa­do… una vez que poda­mos decir seme­jan­te cosa —¿pasa­rán siglos?—… la pre­gun­ta es… ¿tras­cen­die­ron más allá del tiem­po los ardi­des eco­nó­mi­cos?... nah… nos afec­tan aquí y aho­ra… sus con­se­cuen­cias nos afec­ta­rán a noso­tros, a nues­tros hijos y qui­zá a nues­tros nie­tos; qui­zá no sufri­rán direc­ta­men­te lo que suce­de aho­ra… pero sí sus con­se­cuen­cias y el inge­nio de un sis­te­ma torticero.

Y… sin embar­go… lo somos todo. Todo por­que hay indi­vi­duos que son capa­ces de tras­cen­der muy por enci­ma de lo espe­ra­do… tras­cien­den sus emo­cio­nes, su for­ma de expre­sar­se gene­ra empa­tía a tra­vés del tiem­po por­que, con el paso de las déca­das… conec­ta más a los huma­nos una expre­sión facial, una inter­pre­ta­ción musi­cal… que un puña­do de ini­cia­ti­vas legislativas/económicas… por mucho que afec­ten al presente.

Somos nada y todo al mis­mo tiem­po. Curio­so. Y los valo­res que se trans­mi­ten a los demás, a los hijos, a los jóve­nes… no son aque­llos que per­mi­ten cap­tar lo tras­cen­den­tal… son, pre­ci­sa­men­te todo lo con­tra­rio… los que des­orien­tan, los que no te ayu­dan más que a sal­var el culo aquí y aho­ra… a sobre­vi­vir. Es com­pren­si­ble, y tie­ne toda la lógi­ca del mun­do. Pero adap­tar­se al aquí y al aho­ra, jamás cons­trui­rá un buen futu­ro o, mejor dicho, el futu­ro no será más que una mór­bi­da y tris­te iner­cia inevi­ta­ble… todo será un eterno aquí y aho­ra. De ahí que sea tan impor­tan­te conec­tar con lo que ver­da­de­ra­men­te tras­cien­de el paso de los años. Minus­va­lo­rar el Arte no es más que un error que nos hace fla­cos favores.

Ya podrán pasar los años por noso­tros, por nues­tros padres, por nues­tros hijos, por nues­tros ami­gos… que, curio­sa­men­te… time after timehay cosas que se con­vier­ten en eter­nas de mane­ra inevi­ta­ble, inexo­ra­ble e inde­fec­ti­ble… pasan por enci­ma de todo y todos... sin más. Inclu­so tipos adic­tos a la heroí­na y con menos dien­tes que tú y que yo. Cabría pre­gun­tar­se... ¿dón­de está la belle­za pues? Allá cada cual.