Joni Mitchell, una mujer y la Música

La pri­me­ra vez que escu­ché a Joni Mit­chell mi madre anda­ba por casa, yo me sen­té en el sillón… enchu­fé la tele y encon­tré esto:

Enla­ce al clip aquí, no está auto­ri­za­da la inserción.

Aún joven­ci­to, no cono­cía The Last Waltz… —¡cómo me gus­ta­ría vol­ver a cono­cer­lo por pri­me­ra vez!— Cuan­do Joni sube al esce­na­rio a can­tar Coyo­te tam­po­co me lla­mó tan­to la aten­ción… pero cuan­do ter­mi­nó la can­ción no para­ba de pen­sar… «who tha f… is that woman!?»

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Carta abierta al ministro de Cultura

Car­ta abier­ta al minis­tro de Cul­tu­ra José Igna­cio Wert (2012) en res­pues­ta a la entre­vis­ta publi­ca­da en Rolling Sto­ne el día 5 de abril de 2012.

Esti­ma­do Sr. Ministro…

¿De qué «Guin­dos» se cae usted? Con todos mis res­pe­tos y sin acri­tud… ¿sabe usted de lo que está hablando? 

Debo decir­le que su entre­vis­ta me ha lan­za­do un par de dar­dos enve­ne­na­dos que, a pesar de haber­lo inten­ta­do, no he sido capaz de esqui­var… me han alcan­za­do y doli­do. Que­rría dejar sus pala­bras al mar­gen de mis preo­cu­pa­cio­nes coti­dia­nas, pero el sen­ti­do común me impi­de conseguirlo.

No me preo­cu­pa tan­to que se digan cosas como «los músi­cos ten­drán que aco­mo­dar­se a esta situa­ción. Pro­ba­ble­men­te debe­rán cobrar menos y con­se­guir que se invo­lu­cre más la ini­cia­ti­va pri­va­da, los patro­ci­na­do­res…». Me preo­cu­pa, sobre todo… que lo diga el minis­tro de Cul­tu­ra. Me veo obli­ga­do a dedu­cir de su aser­ción que no sabe de lo que está hablan­do… y eso, vinien­do de quien vie­ne, no es admi­si­ble. Lo sien­to, pero no lo es.

Sien­do esta una car­ta abier­ta, qui­zá no debe­ría remi­tir­le a un docu­men­to (Pajaros_y_Semillas_2011) que yo mis­mo ela­bo­ré en rela­ción al papel del minis­te­rio de Cul­tu­ra —y/u otras ins­ti­tu­cio­nes— en rela­ción a la Músi­ca y su indus­tria. Sin áni­mo de ser pre­ten­cio­so, créa­me que ese docu­men­to le podrá ser útil, al menos, para com­pren­der la pers­pec­ti­va de aque­llos a los que men­cio­na en su entre­vis­ta, los músi­cos. Sí por­que… ¿no cree­rá usted de veras que la indus­tria nos representa?

Per­mí­ta­me la osa­día de expli­car­le algo que, como minis­tro de Cul­tu­ra, debe­ría usted saber y, mucho me temo, no es el caso —tam­po­co lo era el de su ante­ce­so­ra—. ¿Sabe usted aca­so cuál es el ver­da­de­ro valor de un músi­co-com­po­si­tor más allá de cli­chés y a dife­ren­cia del res­to de artistas?

El músi­co-com­po­si­tor es el úni­co artis­ta capaz de gene­rar rique­za sus­cep­ti­ble de ser pro­pa­ga­da, repro­du­ci­da, rein­ven­ta­da, rein­ter­pre­ta­da, infi­ni­tas veces, en dife­ri­do —post mór­tem—… y sin que uste­des —ins­ti­tu­cio­nes— pon­gan un duro.

Cuan­do un pin­tor fina­li­za su obra, ésta podrá gene­rar rique­za en el futu­ro; cuan­do un escul­tor ter­mi­na su obra, ésta podrá gene­rar rique­za en el futu­ro; cuan­do la seño­ra Gon­zá­lez-Sin­de ter­mi­na un lar­go­me­tra­je, éste podrá gene­rar rique­za en el futu­ro… pero nin­gu­na de esas obras será la herra­mien­ta con la que miles, qui­zá millo­nes de indi­vi­duos por todo el mun­do, se ganen los cuar­tos para poder comer —en sen­ti­do lite­ral—. Inclu­so des­pués del falle­ci­mien­to del artista-autor.

Las com­po­si­cio­nes musi­ca­les son crea­cio­nes que adquie­ren vida pro­pia, viven por sí mis­mas en la psi­que de infi­ni­dad de indi­vi­duos al mar­gen —y más allá— del autor que las creó. Una escul­tu­ra no se repro­du­ce miles de veces —al menos no es su pro­pó­si­to, otra cosa es que se pre­ten­da hacer con ello mer­chan­di­sing, en cuyo caso esta­mos hablan­do de otra cosa—. Lo mis­mo pasa con un cua­dro… sí, pue­de con­ver­tir­se en un icono… podrá ser repro­du­ci­do en infi­ni­dad de oca­sio­nes, pero el ori­gi­nal es un tan­gi­ble irrepetible.

Sin embar­go, la obra de un músi­co está suje­ta a cons­tan­te rein­ter­pre­ta­ción… esa rein­ter­pre­ta­ción —si la com­po­si­ción lo vale— ali­men­ta en sen­ti­do lite­ral a millo­nes de per­so­nas. Sí… no me que­do cor­to… a millo­nes. Todo ello sin que uste­des —repi­to, ins­ti­tu­cio­nes— pon­gan un duro.

Dice usted que le gus­tan los Beatles… ¿sabe cuán­tas veces habrá sido inter­pre­ta­da —por otros indi­vi­duos— «Hey Jude»? ¿Cuán­tas veces habrá sido inter­pre­ta­da… y rein­ter­pre­ta­da —¿pue­de algo ser más ver­sá­til que eso?—? ¿Se da usted cuen­ta del poten­cial alcan­ce de una bue­na com­po­si­ción? ¿Cuán­tos músi­cos habrán inter­pre­ta­do «Yes­ter­day» en el metro de infi­ni­dad de ciu­da­des por todo el mun­do para inten­tar sub­sis­tir? ¿De quién par­te esa «herra­mien­ta» que les per­mi­te sacar cua­tro duros sin la ayu­da de nadie?

Las bue­nas com­po­si­cio­nes se per­pe­túan en el tiem­po sin nin­gu­na ayu­da ins­ti­tu­cio­nal, lo hacen ellas soli­tas y, para col­mo, dan de comer a quie­nes las inter­pre­tan. Por eso, las bue­nas com­po­si­cio­nes son tan jugo­sas para la indus­tria —son obje­tos que se ven­den por sí solos, jue­gan con las emo­cio­nes huma­nas, con nues­tros sen­ti­mien­tos—. El pro­ble­ma, es que en infi­ni­dad de oca­sio­nes, ser capa­ces de iden­ti­fi­car aque­llas que aguan­ta­rán el paso del tiem­po requie­re bas­tan­te roda­je, prác­ti­ca  y estar cur­ti­do en el terreno —como suce­de con cual­quier otro Arte, qué demo­nios—. El caso es que unas se per­pe­túan —al mar­gen de indus­trias— y otras no.

Enton­ces… lle­ga usted —minis­tro de Cul­tu­ra—, y decla­ra públi­ca­men­te «Esta­mos en la pro­tec­ción más rigu­ro­sa de los crea­do­res» y «Pro­ba­ble­men­te debe­rán cobrar menos y con­se­guir que se invo­lu­cre más la ini­cia­ti­va pri­va­da»… y se que­da tan ancho. Eso solo demues­tra no tener NI IDEA de lo que está dicien­do; des­co­no­ci­mien­to del medio total y abso­lu­to.

Su fra­se está mal enun­cia­da y eso, como com­po­si­tor que soy, no se lo pue­do per­mi­tir… lo correc­to habría sido decir: «Esta­mos en la pro­tec­ción más rigu­ro­sa de la indus­tria musi­cal». La mis­ma que se nutre y abu­sa de com­po­si­to­res, ESOS a los que no les reco­no­cen impor­tan­cia algu­na, en oca­sio­nes, ni sus padres —sal­vo, si ganas dine­ro, en cuyo caso sí—.

¿Cobrar menos por las actua­cio­nes?... ¿Pero aca­so es usted cons­cien­te de lo que cobra un músi­co al uso por una actua­ción?... ¿y cómo lo cobra?... ¿y cuán­do? Sepa que miles de tra­ba­ja­do­res de la Músi­ca en este país se aca­ban de acor­dar de usted al leer esas pala­bras. Yo, como le dije… no solo me he acor­da­do, tam­bién tomé la deci­sión de remi­tir­le esta car­ta abier­ta. Des­co­noz­co si le lle­ga­rá, pero al menos le responde.

En este país nues­tro —de far­sa y absur­do— no exis­te «ocu­pa­ción» —ya ni me atre­vo a lla­mar­le tra­ba­jo pues­to que todo se cobra en negro— más denos­ta­da que la de músi­co. Y por favor, no bus­que los cua­tro casos visi­bles gra­cias a la indus­triaese NO ES el múscu­lo musi­cal de este país… lo que la indus­tria difun­de NO ES en nin­gún caso repre­sen­ta­ti­vo de lo que se hace aquí… en Espa­ña, que es mucho y bueno.

¿Mucho y bueno?... enton­ces… ¿cómo se expli­ca la tre­men­da cri­sis que vive el sec­tor? —se pre­gun­ta­rá usted—; la indus­tria musi­cal en Espa­ña está en cri­sis, por­que la pro­pia indus­tria musi­cal ES el pro­ble­ma. Ni más, ni menos. La men­ta­li­dad espe­cu­la­do­ra no se mate­ria­li­zó sola­men­te en el ladri­llo… esa mis­ma cul­tu­ra la hemos impreg­na­do los espa­ño­les has­ta en las ser­vi­lle­tas de los bares… ¿qué esperábamos?

Por tan­to, como músi­co y com­po­si­tor al uso —soy nada y nadie— le rue­go como minis­tro de Cul­tu­ra que es: ¡hable con pro­pie­dad! Le rue­go que se ajus­te a la reali­dad y bana­li­ce lo menos posi­ble en rela­ción a noso­tros… que ya bas­tan­te tene­mos con tener que aguan­tar la mier­da de vida que lle­va­mos gra­cias, en par­te, al aban­dono de las ins­ti­tu­cio­nes de este país. Ya ni le pido que nos ayu­de… sen­ci­lla­men­te que nos deje en paz… cuan­do sal­ga de la habi­ta­ción, ten­ga la deli­ca­de­za de cerrar la puer­ta por fue­ra y poner el car­tel de «No Moles­tar» en el pica­por­te. No solo tene­mos que aguan­tar a far­san­tes con ínfu­las de empre­sa­rios musi­ca­les —tuer­ce­bo­tas mal edu­ca­dos, para que me entien­da—, cobrar en negro, no tener esta­bi­li­dad y reco­no­ci­mien­to alguno, tra­ba­jar mal, tar­de y poco… para que enci­ma apa­rez­ca el minis­tro de Cul­tu­ra dicien­do que noso­tros… debe­mos cobrar menos. La mayo­ría del dine­ro que reci­bi­mos NI SIQUIERA está regis­tra­do en hacien­da… por tan­to, en tér­mi­nos ofi­cia­les, ¿cómo pode­mos cobrar menos que 0€?

Pues yo se lo diré… pagan­do. ¡Ah!... ¿Que no lo sabe?... en oca­sio­nes son los pro­pios artis­tas los que alqui­lan las salas para poder dar con­cier­tos… ¿no sabía? Bueno, pues ya se lo hago saber en esta carta.

De modo que en lo que a noso­tros con­cier­ne, recor­te usted lo que le dé la gana, pues­to que los músi­cos-com­po­si­to­res-intér­pre­tes de base NO reci­bi­mos rigu­ro­sa­men­te nin­gu­na ayu­da por par­te de las ins­ti­tu­cio­nes; ni siquie­ra de mane­ra indi­rec­ta a tra­vés de una bue­na regu­la­ción labo­ral —quien sí reci­be esas ayu­das es la indus­tria y todos aque­llos que están en mayor o menor medi­da rela­cio­na­dos con aque­lla—… pero la base, la gen­te que anda por la carre­te­ra, por los bares, los que pagan para alqui­lar una sala para poder dar un con­cier­to de quin­tas a bre­vas, lle­va­mos toda la vida acos­tum­bra­dos a no exis­tir y a no estar regu­la­dos —de facto—.

Pero al menos, por el car­go que osten­ta, mues­tre un poco de res­pe­to por un colec­ti­vo man­ci­lla­do y uti­li­za­do por unos y otros con fines más bien aje­nos a lo nues­tro… la Músi­ca. Este colec­ti­vo nues­tro se ha cur­ti­do —y cur­te— a base del olor áci­do a vómi­to ata­ba­ca­do que ema­na de los gaz­na­tes estre­sa­dos de las noches fies­te­ras de nues­tra Espa­ña rural… sufi­cien­te vómi­to. Guár­de­se el suyo —el dia­léc­ti­co— para usted. Por nues­tra par­te esta­mos servidos.

Y sepa que, por suer­te, algu­na ven­ta­ja habría de tener vivir al mar­gen de esta indus­tria zafia, hipó­cri­ta, ladro­na, cíni­ca, ras­tre­ra, egó­la­tra y pale­ta… la mayor y mejor ven­ta­ja: la liber­tad. Ser libre.

Ser libre para poder decir­le con todo res­pe­to y sin acri­tud… señor minis­tro por favor… no nos toque las pelo­tas, y méta­se en lo suyo, que NO es en nin­gún caso el colec­ti­vo de músi­cos y crea­do­res musi­ca­les de este país. Cíña­se a la indus­tria, y déje­nos en paz a los MÚSICOS… que bas­tan­te tene­mos ya.

¡Ah! Y al salir y cerrar la puer­ta por fue­ra, no olvi­de dar recuer­dos a la pro­caz seño­ra Gon­zá­lez-Sin­de… qui­zá no lo sepa usted, pero a pesar de su apa­rien­cia zan­go­lo­ti­na, nos tocó las pelo­tas a los músi­cos de mane­ra tan soez e hipó­cri­ta que aún con­ser­vo dolo­ri­dos los con­duc­tos defe­ren­tes. Con todos mis res­pe­tos, eso sí.

Sin más asun­to reci­ba un cor­dial saludo,

Luis Asiaín.

Pd.- Dedi­co de todo cora­zón estas pala­bras a TODOS LOS MÚSICOS DE ESTE PAÍS, hom­bres y muje­res que sufren coti­dia­na­men­te la frus­tra­ción de no rea­li­zar­se en tér­mi­nos vita­les por cul­pa de una socie­dad que ha deci­di­do aban­do­nar­se, dejar­se lle­var, alie­nar­se. Hoy está más valo­ra­do un indi­vi­duo al que no le tiem­bla el pul­so al fir­mar un desahu­cio (por­que es su deber), que cual­quie­ra que se dedi­que al Arte (y no gane buen dine­ro... claro).

Enri­que Dans difun­de la carta:

Y el minis­tro reacciona:

Europa y su identidad


Ten­go una extra­ña sen­sa­ción. En esta épo­ca en la que se nos reven­de el pro­duc­to «Euro­pa»… no soy capaz de tener cla­ros cier­tos asun­tos. Me pare­ce que los mis­mos que andan ges­tio­nan­do-dise­ñan­do el mode­lo euro­peo actual por un lado, fomen­tan su des­truc­ción por otro. Esto para muchos pue­de resul­tar una evi­den­cia y, por exten­sión, qui­zá sea inne­ce­sa­rio dejar cons­tan­cia de ello en una refle­xión como esta… sea como fue­re, ahí va de todos modos. Inten­ta­ré ser bre­ve esta vez.

En mi casa siem­pre ha sona­do Músi­ca. Pun­to —no pue­do ser más lacó­ni­co—. En la casa de muchos de nues­tros padres, cuan­do eran jóve­nes, sona­ba Músi­ca… en la radio, en los apa­ra­tos de la épo­ca, etc. En las bal­das de los mue­bles de mi casa, cuan­do era peque­ño… allí dón­de que­da­ban orga­ni­za­das las cin­tas de cas­set­te —por cier­to, ya van 50 años—, vini­los y demás, solía encon­trar siem­pre mate­rial refle­jo de los gus­tos musi­ca­les de mi madre —como suce­de­rá en tan­tos otros casos—. Ese mate­rial era el fru­to de una vida con­su­mien­do y escu­chan­do Músi­ca des­de su juven­tud.

Pues bien, en esas bal­das… en esas estan­te­rías, había más Euro­pa que la que se emi­te duran­te un año ente­ro por cual­quie­ra de las tele­vi­sio­nes o emi­so­ras de radio que cir­cu­lan por ahí —me refie­ro a los medios comer­cia­les—. Así, músi­cos ita­lia­nos, fran­ce­ses, por­tu­gue­ses, grie­gos, espa­ño­les, entra­ban en casa e, indi­rec­ta­men­te, trans­mi­tían «Euro­pa» a tra­vés de sus can­cio­nes. Este con­su­mo hete­ro­gé­neo de Músi­ca euro­pea era mucho más gene­ra­li­za­do en el pasa­do que aho­ra… supon­go que es algo evidente.

Cier­to es que en el aspec­to lin­güís­ti­co, como ya sabe­mos, Espa­ña siem­pre ha ido a la cola o, cuan­do menos, hemos sido más cerra­dos que el res­to. En el pasa­do, los músi­cos ita­lia­nos, fran­ce­ses, etc… tenían que adap­tar sus letras al cas­te­llano para poder entrar en el mer­ca­do espa­ñol. Inclu­so has­ta hace no tan­to, artis­tas como Ramaz­zot­ti, Pau­si­ni y com­pa­ñía tenían que hacer lo mis­mo. Recor­da­re­mos aque­lla ola de músi­cos ita­lia­nos que en los noven­ta tuvie­ron tan­ta pre­sen­cia en Espa­ña —so pena de alte­rar sus letras al cas­te­llano, repi­to—, ¿dón­de están? No que­da ni eso. Ni ras­tro. Ni siquie­ra adap­tan­do letras al cas­te­llano.

En tiem­pos, adap­tar una letra al cas­te­llano se hacía para entrar en el mer­ca­do… para pos­te­rior­men­te meter un reper­to­rio, evi­den­te­men­te, en un idio­ma ori­gi­nal. En los noven­ta, los dis­cos se adap­ta­ban al com­ple­to y, en caso de dejar una letra sin tra­du­cir, se hacía de mane­ra sim­bó­li­ca por deseo expre­so del autor. Poco más. Por supues­to, estoy dejan­do al mar­gen todo el sec­tor anglo­sa­jón… ese sería otro deba­te abso­lu­ta­men­te dis­tin­to; esta refle­xión se refie­re exclu­si­va­men­te al con­su­mo de músi­ca euro­pea —en varias len­guas— que se daba en el pasa­do y que, por mucho que pue­da extra­ñar, trans­mi­tía más sen­ti­mien­to de Euro­pa que cual­quier ini­cia­ti­va polí­ti­ca euro­pea.

Es más… me pare­ce que éra­mos más «Euro­pa» antes que aho­ra. Esta­mos muy ence­rra­dos en noso­tros mis­mos. «Los otros» son poten­cia­les adver­sa­rios —tirar de cli­chés siem­pre ayu­da—, los grie­gos unos vagos… los ale­ma­nes cua­dri­cu­la­dos, los fran­ce­ses unos cho­vi­nis­tas… en fin, ya sabrán a lo que me refiero.

… ¿enton­ces?

Tome­mos como ejem­plo alguien de mi edad en el momen­to de tener seis años… íba­mos a la «estan­te­ría de la Músi­ca» y allí había Euro­pa… en mayor o menor medi­da… pero solía haber algo. Tome­mos por otro lado un cha­val de seis años aho­ra… va a la estan­te­ría a la que nos refe­ri­mos —ya casi no que­dan ni los cd’s… pero supon­ga­mos la car­pe­ta de Músi­ca que tie­ne mamá en el orde­na­dor o… lo que sea—… me pre­gun­to… ¿hay Euro­pa ahí den­tro? ¿Qué pro­ba­bi­li­da­des hay de encon­trar mate­rial con­tem­po­rá­neo euro­peo? Sal­van­do las excep­cio­nes razo­na­bles de afi­cio­na­dos, pro­fe­sio­na­les de la Músi­ca, etc… pro­ba­ble­men­te encon­tre­mos muy poca cosa. Y es que Euro­pa… no se quie­re.

Pare­ce que el con­su­mi­dor ha inte­rio­ri­za­do como legí­ti­mo el con­su­mo de cual­quier cosa comer­cial anglo­sa­jo­na… aun­que no entien­da ni papa, pero el mis­mo esque­ma no fun­cio­na con otros idio­mas más cer­ca­nos al nues­tro. Escu­char ita­liano… escu­char fran­cés… escu­char por­tu­gués, no ven­de. No fun­cio­na. Cier­to es que la indus­tria musi­cal ha some­ti­do a la crea­ción a una espe­cie de Edad de las Tinie­blas… y la ori­gi­na­li­dad bri­lla por su ausen­cia en el mains­tream… sí, por­que exis­tir exis­te… pero no cir­cu­la. La socie­dad actual y su des­go­bierno se for­ja a base de cas­tas… no solo exis­te una cas­ta polí­ti­ca; la polí­ti­ca nos ha des­tro­za­do el sen­ti­mien­to de Euro­pa… de euro­peos… pero cada cas­ta des­tro­za el medio en el que se ins­ta­la. Una cas­ta es un esque­ma cáus­ti­co que deja un pára­mo yer­mo allá por don­de pase. Músi­ca, Polí­ti­ca, Perio­dis­mo… es igual. Bajo esas cas­tas: noso­tros, los ciu­da­da­nos… el múscu­lo de cual­quier socie­dad, con todas nues­tras dife­ren­cias y diver­gen­cias… ¡y menos mal que somos dife­ren­tes!

El con­su­mo natu­ral de una expre­sión artís­ti­ca como lo es la Músi­ca, se sal­ta cual­quier barre­ra de idio­ma —como es evi­den­te y cabría espe­rar—… así que­dó demos­tra­do hace déca­das… y siem­pre. Pero el con­su­mo de hoy día no es natu­ral, es bulí­mi­co. No sólo es un con­su­mo bulí­mi­co, sino que ade­más el obje­to de con­su­mo tie­ne la mis­ma dife­ren­cia que un chu­le­tón de ter­ne­ra de Ávi­la y una ham­bur­gue­sa del McDonald’s… pseu­do­co­mi­da rápi­da y sin­té­ti­ca… un aquí y aho­ra que jamás tras­cen­de­rá en el tiem­po. Cier­to es que para gus­tos los colo­res… cual­quie­ra pue­de zam­par­se una de esas ham­bur­gue­sas en un momen­to deter­mi­na­do… pero no pasa de ahí. Si me ten­go que acor­dar de algo, me acor­da­ré de los chu­le­to­nes que me zam­po en El Ran­cho… esas son pala­bras mayo­res… Una cosa tras­cien­de en el tiem­po, la otra es coyun­tu­ral y cir­cuns­tan­cial.

Por tan­to… en un momen­to de cri­sis como el que vivi­mos… sor­pren­de que nos quie­ran reven­der el sen­ti­mien­to euro­peo de nue­vo cuan­do, por increí­ble que parez­ca, está­ba­mos mucho más cer­ca­nos los unos a los otros en tiem­pos en los que ni siquie­ra com­par­tía­mos ins­ti­tu­cio­nes comu­nes… no diga­mos ya mone­da. Algo habrán teni­do que hacer mal para car­gar­se un sen­ti­mien­to que YA tenía­mos inte­rio­ri­za­do —asu­mi­das las legi­ti­mas y salu­da­bles dife­ren­cias entre la cul­tu­ra de unos paí­ses y otros… ¡fal­ta­ría más!—... al menos yo lo veo así, pero esto es como todo… allá cada cual.

Nota.- Las can­cio­nes deli­be­ra­da­men­te selec­cio­na­das en el post de hoy son clá­si­cos... casi cli­chés; sir­ven para dar una idea de la tras­cen­den­cia, enver­ga­du­ra y difu­sión que tuvie­ron en el pasa­do.  Escu­char una de estas can­cio­nes era escu­char Euro­pa o, al menos, escu­char una de las pro­yec­cio­nes de la polié­dri­ca Euro­pa. Hoy ni eso.

Adele y la pornografía

Moti­vos y razo­nes por las cua­les opino —y es algo muy per­so­nal— que la can­tan­te Ade­le no es para tan­to... la eufo­ria que gene­ra es algo sintética.

Para expo­ner mi razo­na­mien­to, pri­me­ro con­ven­dría tener cla­ro el sig­ni­fi­ca­do de un con­cep­to: pornografía.

Según la Real Aca­de­mia Española…

por­no­gra­fía.
(De pornógrafo).
1. f. Carác­ter obs­ceno de obras lite­ra­rias o artísticas.
2. f. Obra lite­ra­ria o artís­ti­ca de este carácter.
3. f. Tra­ta­do acer­ca de la prostitución.

Y tam­bién…

obs­ceno, na.
(Del lat. obscenus).
1. adj. Impú­di­co, tor­pe, ofen­si­vo al pudor. Hom­bre, poe­ta obs­ceno. Can­ción, pin­tu­ra obscena.

Pero hoy en día, por­no­gra­fía y obs­ce­ni­dad ya no se limi­tan a esos sig­ni­fi­ca­dos… habría que rede­fi­nir el con­cep­to de «por­no­gra­fía» para uti­li­zar­lo en esta entra­da. Den­tro del mun­do por­no­grá­fi­co, exis­te toda una indus­tria que gene­ra  más de 97.000 millo­nes de dóla­res anua­les de bene­fi­cio. La por­no­gra­fía pro­du­ci­da en EEUU es sus­tan­cial­men­te dis­tin­ta a la que se pro­du­ce en otras par­tes del mun­do. Diga­mos que, la indus­tria y los efec­tos espe­cia­les —como de cos­tum­bre— están allí. La por­no­gra­fía ame­ri­ca­na es un para­dig­ma muy pecu­liar y útil para expli­car muchos aspec­tos de la reali­dad —por increí­ble que pue­da pare­cer—. Me explico.

En la por­no­gra­fía euro­pea, por ejem­plo, los acto­res son rela­ti­va­men­te gua­pos… lo son, pero no son per­fec­tos… dan una sen­sa­ción de nor­ma­li­dad, de coti­dia­ni­dad. A veces, esa «tara» se pre­ten­de con­tra­rres­tar con prác­ti­cas más extre­mas, de tal for­ma que siga encon­tran­do un nicho de mer­ca­do —si es que lo debe­mos deno­mi­nar así en este caso— den­tro de los con­su­mi­do­res de por­no­gra­fía del mun­do. La por­no­gra­fía japo­ne­sa podría ser, qui­zá, otro para­dig­ma… sus prác­ti­cas lle­gan a rozar el surrea­lis­mo y el absur­do… per­ver­sio­nes que ema­nan de una socie­dad reple­ta de códi­gos pro­to­co­la­rios. En EEUU todo cam­bia… allí es don­de las indus­trias se eman­ci­pan y vuel­ven extre­mas. Y tan extre­mas. Siem­pre con el afán de ser los mejo­res y lo «más» en todo, los yan­quis con­si­guen vol­ver­se extre­mos has­ta el pun­to de alcan­zar el absur­do. E ahí lo curio­so del para­dig­ma: la bús­que­da de lo más rentable/óptimo por par­te de una indus­tria.

Muje­res que se acues­tan con seis­cien­tos hom­bres (verí­di­co), negros con más­ti­les de ébano hacien­do lo que les pla­ce con muje­res blan­cas y peque­ñas, cuer­pos escul­tu­ra­les… muje­res pos­ti­zas, no pos­ti­zas, jóve­nes, vie­jas, tipas como la veci­na de enfren­te… todos/as hacien­do cosas que le lle­van a uno a pen­sar: madre mía lo que hace el dine­ro. ¿Sería capaz la veci­na de hacer ESO y ASÍ con ocho tipos hor­mo­na­dos has­ta las cejas? Enig­mas de la vida. Hay infi­ni­dad de casos para­dig­má­ti­cos den­tro del mun­do de la por­no­gra­fía yan­qui… John Hol­mes —34/38 cm—, Lin­da Love­la­ceDeep Throat—, Peter North, Lex Stee­le, Savan­nah, Bella­don­na, Sacha Grey… en fin.

En el mun­do del motor, los yan­quis lo refle­jan bien con esto:

Dar vuel­tas a un cir­cui­to ova­la­do sin parar… a ver quién lo hace más rápi­do. Pun­to. La con­tra­par­ti­da euro­pea es el rally o Fór­mu­la 1… lle­na de cur­vas y estra­te­gias, con muchos más mati­ces. Diga­mos que lo que en EEUU es múscu­lo, poten­cia sin más, en Euro­pa es más com­ple­jo… más pro­fun­do. Luis Eduar­do Aute dice que el amor ha que­da­do rele­ga­do a un mero ejer­ci­cio gim­nás­ti­co sobre las sába­nas. Se pue­de decir más alto, pero no más claro.

De ahí el uso que últi­ma­men­te le damos al con­cep­to «por­no­grá­fi­co»… algo por­no­grá­fi­co ya no es sola­men­te aque­llo rela­ti­vo a la por­no­gra­fía… aho­ra por­no­grá­fi­co se pue­de uti­li­zar en refe­ren­cia a algo que esté­ti­ca­men­te es correc­to o muy bueno —cum­ple con cre­ces las expec­ta­ti­vas, inclu­so las supera—, pero que care­ce de una par­te muy impor­tan­te… alma/sentido común/razón de ser. O, el alma en cues­tión, es dema­sia­do pos­ti­za… de Pla­dur, de yeso, fic­ti­cia… fal­sa, cap­cio­sa… pro­pia de la cul­tu­ra de la inme­dia­tez en la que anda­mos inmer­sos, cuan­do no es abier­ta­men­te obs­ce­na, como en la por­no­gra­fía ori­gi­nal. Por esta regla de tres, cabe cons­ta­tar aque­llo que pue­de ser con­si­de­ra­do como el mayor por­nó­gra­fo de la actua­li­dad: el mar­ke­ting… cuyo obje­ti­vo es con­ver­tir todo lo que toca en ape­te­ci­ble y acep­ta­ble. Has­ta los polí­ti­cos tie­nen a espe­cia­lis­tas en mar­ke­ting como ase­so­res de ima­gen… ¿pue­de haber algo más elo­cuen­te? Todo lo que reci­bi­mos por los medios de des­in­for­ma­ción hoy en día es, a prio­ri y por si las mos­cas, por­no­gra­fía… lue­go se verá.

Car­me Cha­cón es por­no­gra­fía. Ana Bote­lla es por­no­gra­fía. Céli­ne Dion es por­no­gra­fía. Móni­ca Naran­jo es por­no­gra­fía. Este­ban Gon­zá­lez Pons es por­no­gra­fía. Tele Cir­co es por­no­gra­fía. Ana Rosa Quin­ta­na es por­no­gra­fía —esta, ade­más, de la soez y depra­va­da—. María Tere­sa Cam­pos es por­no­gra­fía. Ante­na 3 es por­no­gra­fía. Los Mano­los fut­bo­le­ros son por­no­gra­fía —esta roza el deli­to—. Oba­ma es por­no­gra­fía. Todos los pre­si­den­tes de los EEUU son un para­dig­ma por­no­grá­fi­co, que cum­ple con cier­tos pará­me­tros de esté­ti­ca públi­ca, para lue­go sodo­mi­zar a la ciu­da­da­nía. Los pre­si­den­tes de gobierno de Espa­ña ya fue­ron menos por­no­grá­fi­cos, pero des­de Aznar, todo ha ido in cres­cen­do: Zapa­te­ro ha sido más por­no­grá­fi­co que Aznar, y cabe espe­rar que Rajoy aca­be sien­do más por­no­grá­fi­co que Zapa­te­ro… ley de mer­ca­do. En defi­ni­ti­va la exis­ten­cia que nos rodea, por des­gra­cia, es cada vez más por­no­grá­fi­ca… y el ciu­da­dano de a pie no se da ni cuen­ta. Des­pis­te no exen­to de peli­gros, dicho sea de paso.

Enton­ces lle­ga­mos a Adele.

En pri­mer lugar, es impres­cin­di­ble dejar cla­ro que esta artis­ta tie­ne una voz excep­cio­nal, sin duda. Cum­ple toda una serie de pará­me­tros sin los cua­les, no podría lle­gar a don­de ha lle­ga­do… encum­bra­da por el sis­te­ma e indus­tria… ven­de. Y ven­de, por­que a la gen­te le gus­ta la por­no­gra­fía. Lo esté­ti­ca­men­te per­fec­to… pero fal­to de algo —un algo que es más difí­cil de hil­va­nar y des­cu­brir—. Has­ta las letras de sus can­cio­nes son pasa­bles… algu­na inclu­so bas­tan­te bue­na. Vamos… que lo cum­ple todo… pero…

Por lo gene­ral, en los tiem­pos que corren se debe tener cui­da­do con todo aque­llo que ema­ne eufo­ria de masas… no por nada, pue­de ser tan bueno como cual­quier otra cosa o más… pero si lle­ga a la masa, pue­de lle­var tram­pa… sue­le pasar. Con más fre­cuen­cia de lo que parece.

El mar­ke­ting jue­ga siem­pre con pará­me­tros muy con­cre­tos… Ade­le es, en sí mis­ma, la con­fluen­cia de varios… Una «chi­ca de com­ple­xión fuer­te» —así defi­ni­ría un publi­cis­ta en una rue­da de pren­sa el per­fil físi­co de la can­tan­te… en el brains­tor­ming pri­va­do y pre­vio, antes de crear el pro­duc­to, dirían: nece­si­ta­mos a una gor­da que can­te bien, la gen­te sue­le aso­ciar peso con bue­na voz, de modo que ahí tene­mos un mer­ca­do (lo sien­to, es tris­te, pero así fun­cio­nan las cosas; es así de absur­do)—. Ade­más, que­re­mos abar­car un deter­mi­na­do sec­tor amplio de mer­ca­do, y para ello nece­si­ta­mos una esté­ti­ca con­cre­ta… la ima­gen rela­ti­va­men­te retro con­fie­re un aire de solem­ni­dad y ele­gan­cia al pro­duc­to que será fácil­men­te expor­ta­ble. ¿Alguien ima­gi­na a Ade­le ves­ti­da con un biki­ni tipo Lady Gaga, medio en bolas en el esce­na­rio? Pues eso… nada suce­de por casua­li­dad. Lady Gaga se des­pe­lo­ta por­que cum­ple una serie de este­reo­ti­pos… todos ellos diri­gi­dos a un sec­tor deter­mi­na­do de mer­ca­do. Del mis­mo modo que Ade­le cum­ple otros, y se cana­li­zan hacia su sec­tor corres­pon­dien­te. Esta­mos ante una indus­tria, y las cosas no suce­den por casua­li­dad. Evi­den­te­men­te. Lo malo es que es una indus­tria de algo que se pre­ten­de defen­der como Arte… y no dudo que así sea. Pero es «por­no­gra­fiar» el Arte. No se pue­de tener nada en con­tra de Ade­le… es gua­pa, ele­gan­te, cum­ple, lle­ga… pero es que por increí­ble que parez­ca, no hay mucho de excep­cio­nal en esta mucha­cha… los barrios están lle­nos de Ade­les… La indus­tria pre­ten­de con­ven­cer­nos de que estas per­so­nas son excep­cio­na­les… ¡es su nego­cio! ¡es su pro­duc­to! Nadie dice que lo que hagan sea malo… des­de lue­go cum­ple con las expec­ta­ti­vas, las supera inclu­so… pero no es excep­cio­nal. Ni mucho menos. Ade­le NO es excep­cio­nal. Hay infi­ni­dad de mucha­chas —Ade­le tie­ne 23 años—que tie­nen una voz como la de Ade­le, o peor, o inclu­so mejor… y están por todas par­tes. Muchas que no lo saben.

En Espa­ña este para­dig­ma ya se qui­so explo­tar con Rosa López, o Rosa de Espa­ña. Es exac­ta­men­te el mis­mo para­dig­ma que se uti­li­za con Ade­le —sal­van­do dife­ren­cias cul­tu­ra­les y dis­tan­cia—… pero no fun­cio­nó. Con Rosa la indus­tria se topó con un pro­ble­ma… tenía cora­zón, sen­ti­mien­tos… y no era capaz de aguan­tar toda la basu­ra del mun­di­llo. Tuvo que poner un pie atrás en más de una oca­sión por lo que pare­ce, y rela­jar el rit­mo… no todo el mun­do vale para ser un ins­tru­men­to de la indus­tria. Y eso habla muy a favor de Rosa… de la que se intu­ye que podría ser bue­na per­so­na, sen­si­ble y, en cier­ta for­ma, víc­ti­ma de la «por­ni­fi­ca­ción» de la indus­tria artís­ti­ca en Espa­ña. Aun­que a mi lo que hacía no me gus­ta­ba lo más míni­mo, pero esa es hari­na de otro cos­tal y no entra­ré en ello aho­ra... deja­ré el fenó­meno Ope­ra­ción Triun­fo para otra oca­sión. Con Ade­le, sen­ci­lla­men­te, ha fun­cio­na­do. Ni más ni menos. Su ima­gen de mujer sen­si­ble, frá­gil, su voz, su com­ple­xión, su esté­ti­ca… todo fun­cio­na —en su caso, podría no fun­cio­nar en otros—.

Pero hay cosas, que NO son por­no­gra­fía… aun­que inclu­so pue­da pare­cer lo con­tra­rio. Por ejem­plo… esto…

Tina Tur­ner tenía aquí 32 años… un esce­na­rio extre­ma­da­men­te modes­to… los efec­tos espe­cia­les con­sis­ten en un tipo con un foco abrien­do y cerran­do el dia­frag­ma… pero… ella sola des­tro­za gene­ra­cio­nes pos­te­rio­res de can­tan­tes feme­ni­nas… esta­ble­ce el lis­tón tan alto, que es muy difí­cil no iden­ti­fi­car lo bueno y lo malo des­pués de esto. Sen­ten­cia de muer­te para lo medio­cre. Es como beber buen vino… una vez que se empie­za, estás per­di­do… todo lo que bebes de ahí en ade­lan­te es una por­que­ría. Ni siquie­ra Beyon­cé, en la cres­ta de la ola, pudo supe­rar aque­lla actua­ción… por mucho que lo inten­ta­ra. Era impo­si­ble y teme­ra­rio por su par­te inten­tar­lo. La reali­dad es que la actua­ción con Ike Tur­ner… aquel Proud Mary, fue insu­pe­ra­ble. Sin duda. No solo por ella, tam­bién por los músi­cos, por las bai­la­ri­nas… ¡que son el infierno en lla­mas! Pero, curio­sa­men­te… nada de lo que hacen es por­no­grá­fi­co —en el sen­ti­do que se pre­ten­de en este artícu­lo—.

Beyon­cé es his­trió­ni­ca… muchas luces, mucho movi­mien­to… mucha coreo­gra­fía… muchos músi­cos —muy bue­nos, segu­ro—… y nada. Una voz abso­lu­ta­men­te des­ca­fei­na­da, sin los ova­rios de la seño­ra Tur­ner. De hecho, Beyon­cé gri­ta… no can­ta. Es tan difí­cil dis­cer­nir el mero gri­to de lo que no lo es. Un tema con­tro­ver­ti­do, en el que no entra­ré de momen­to. Lo que está cla­ro es que Tina Tur­ner te des­ga­rra las entra­ñas con el Proud Mary… y Beyon­cé te hace cam­biar de canal. Beyon­cé es una niña mima­da de la indus­tria… su voz pare­ce inclu­so ado­les­cen­te, no dice abso­lu­ta­men­te nada… le fal­ta cocer… Tina Tur­ner con 32 años ya se había reco­rri­do la geo­gra­fía ente­ra de los EEUU jun­to a Ike Tur­ner… que le pega­ba unas pali­zas de espan­to… ¿es que aca­so se pue­den com­pa­rar ambos para­dig­mas? Lo sien­to… pero no. Beyon­cé pue­de mover las cade­ras y la mele­na todo lo que quie­ra… jamás lle­ga­rá a la diez­mi­llo­né­si­ma par­te de lo que fue Tina en un esce­na­rio. Ade­más… Proud Mary habla de un bar­co anti­guo de fina­les del XIX subien­do el río Misi­si­pi… Tina es capaz de hacer sexy lo impen­sa­ble. ¡Qué poten­cia!

Ade­le… Winehou­se —de la que ya se habló antes en este blog; se la com­pa­ró mucho con Billie Holi­day… ¡otro des­pro­pó­si­to de com­pa­ra­ción!—, Lady Gaga, Beyon­cé… todo por­no­gra­fía… cual­quier bai­la­ri­na de Tina Tur­ner las supera con cre­ces. Es tris­te pero cier­to. Y repi­to, nadie dice que sean malas… todo lo con­tra­rio… Es igual que en la por­no­gra­fía ori­gi­nal se ven belle­zas impre­sio­nan­tes —mas­cu­li­nas y feme­ni­nas— hacien­do gim­na­sia como si no hubie­se un maña­na… pero nada más. Cuan­do Tina Tur­ner da pal­mas y aren­ga a un públi­co abso­lu­ta­men­te en esta­do de shock por su actua­ción —ni se levan­tan del asien­to—, con­si­gue hacer his­to­ria… aque­lla actua­ción es his­to­ria de la músi­ca. Las otras pue­den hacer his­to­ria en la indus­tria de la Músi­ca, pero no his­to­ria en la Músi­ca. Se podrían citar infi­ni­dad de ejem­plos… Celi­né Dion qui­so can­tar AC/DC… pues eso… otro des­pro­pó­si­to —por cier­to, en el direc­to con Anas­ta­cia, ésta últi­ma lle­va efec­to en la voz, para colmo—.

La ver­sión con san­gre en las venas:

Sea como fue­re, los jugue­tes de la indus­tria tie­nen sus lími­tes. Como todos. E inclu­so Ade­le que ha sido un fenó­meno des­de el ini­cio, mues­tra sig­nos de can­san­cio como se ha sabi­do recien­te­men­te. A la indus­tria le gus­ta mucho explo­tar la idea del sue­ño ame­ri­cano o la ceni­cien­ta: alguien que vie­ne de la nada y se con­vier­te en prin­ce­sa; tam­bién lo inten­ta­ron con Susan Boy­le, pero resul­tó ser dema­sia­do mayor, fea y sen­si­ble —lo que no qui­ta que en muy poco tiem­po haya hecho muchí­si­mas cosas—… lo debió pasar mal la pobre mujer, y eso que tie­ne mejor voz que muchas que se ganan la vida con esto (en ese enla­ce apa­re­ce su famo­sa inter­ven­ción, can­ta una can­ción cuya letra resul­ta amar­ga­men­te sim­bó­li­ca en su caso). Pero la indus­tria es letal, y mien­tras el Arte no entien­de de pre­jui­cios, la indus­tria se for­ja a base de ellos. Su obje­ti­vo es ven­der, y para ello nece­si­ta cana­li­zar todos los pre­jui­cios más comu­nes para amol­dar­se a ellos y opti­mi­zar su acti­vi­dad y bene­fi­cio —la «por­ni­fi­ca­ción» del mar­ke­ting—. Por tan­to y por exten­sión, la indus­tria es la sín­te­sis de los pre­jui­cios de un colec­ti­vo o masa… algo peli­gro­so pero que, a la pos­tre, ayu­da a com­pren­der el núcleo social en el que cada uno de noso­tros se des­en­vuel­ve y vive. Todo aque­llo que la indus­tria que nos toca pade­cer trans­mi­ta, es lo mis­mo que ven­de en nues­tro entorno y, en con­se­cuen­cia, refle­jo de todos los pre­jui­cios e ideas pre­con­ce­bi­das que nos rodean. El caso de Susan Boy­le es un buen ejem­plo. Inten­ta­ron explo­tar­lo, pero la mujer no lo aguan­ta­ba… ya era dema­sia­do madu­ra. Ha debi­do pade­cer momen­tos muy des­agra­da­bles y difí­ci­les, mez­cla­dos con momen­tos de auten­ti­ca eufo­ria per­so­nal para ella, como cuan­do pudo actuar con su admi­ra­da Elai­ne Pai­ge. Vamos, que lo ha debi­do pasar mal segu­ro… algo pare­ci­do a Rosa López, pero sal­van­do eda­des y distancias.

Por tan­to, en mi modes­ta opi­nión —que tam­po­co es que sien­te cáte­dra en nada—, Ade­le sí… can­ta bien… pero es otro pro­duc­to más que care­ce en gran medi­da de la vera­ci­dad que tenían hace tiem­po las voces de por ahí. Y no toda la cul­pa es de la indus­tria… la indus­tria se amol­da y explo­ta lo que gus­ta, lo que no ni tan siquie­ra exis­te. La por­ni­fi­ca­ción del Arte es un hecho y, ahí sí… entra en esce­na la indus­tria… esa ami­ga de los niños. Allá cada cual.

PS.- Inesi­ta dice que Ade­le gri­ta... pero yo ya no gene­ra­ré más con­tro­ver­sia al respecto.